UZBEKISTAN
Sorprendente.
La palabra que más se aproxima a una definición de Uzbekistán es esa, sorprendente. El viajero espera encontrar bellas mezquitas, madrazas y edificios singulares de corte oriental, pero no es sólo ese tipo de monumentos lo que encuentra al visitar el país. Uzbekistán es, cierto, uno de los más bellos conjuntos monumentales restaurados con el mimo del que pretende reconstruir un pasado. No se trata de “arreglar” edificios destruidos, tanto como de recuperarlos.
La historia de un lugar de encuentros, de una sucesión de paradas obligatorias en la Ruta de la Seda, en la región donde el intercambio comercial trasciende hacia la tolerancia entre culturas procedentes de los cuatro puntos cardinales.
En Uzbekistán provoca sorpresa, también, el contraste entre un mundo rural existente en las cuencas de dos ríos, donde permanecen en uso las estructuras desarrolladas en una pasada pero cercana era soviética, con las ciudades visitadas, Tashkent, Samarcanda, Bukhara y Khiva, en las
que se trazan amplias avenidas de modelos occidentales flanqueadas por hoteles y oficinas de conocidas cadenas europeas.
El cambio generacional es un salto en el tiempo. Los ancianos parecen escapados de las
bellísimas fotografías de principios del siglo XIX, mientras una juventud de ávida curiosidad se esfuerza en adoptar las expresiones que, sin duda, observan en los programas de televisión y en internet. Sin embargo, el reconocimiento de la necesidad de preservar artesanías ancestrales se hace patente en las escuelas y talleres, en los quehaceres de manos habilidosas en extremo que
aprendieron a crear belleza con los materiales que da aquella tierra inhóspita habitada por gentes hospitalarias, gentes cuya sencillez sorprende con una amabilidad que sobrecoge.
Maravillosas mezquitas que invitan a la oración. Monumentales madrazas que aún conservan entre sus muros los murmullos de las lecciones recitadas en otros tiempos, palacios que hablan de gloriosos pasados, calles donde las voces de los comerciantes han dado paso a las explicaciones de los guías…
Uzbekistán no es un viaje más, es la experiencia de encontrar un lugar donde el tiempo todavía se mide con un reloj de aren.
Rosario Montalvo