Partimos a las 08:30 de la puerta principal del Campus, para desayunar en El Bosque. No convenía animarse con la “manteca colorá”, ya que el recorrido se preveía corto.
A pesar de ello, y del lema “dificultad” que se hace constar en todos los carteles de las excursiones, una compañera se volvió y decidió quedarse calentita junto a la chimenea del Centro de Recepción de Visitantes.
Hicimos una parada en el Columbario, a cuya parte superior ascendimos algunos, para seguir una trocha y llegar a los restos de la ciudad.
En el camino observamos algunas tumbas más o menos antropomorfas, restos de muros, viviendas – entre las que se señala la de Juan Vegazo - , las famosas “cisternas” y alguna “terma“.
Almorzamos lo que no nos merecimos, en un restaurante en los bajos de la Plaza de Toros y giramos una visita al Museo de la Piel – un antiguo Convento de Capuchinos - donde, con un agrado y conocimiento de la materia dignos de reseñar, la Sra. Maribel Lobato nos explicó la importancia de la piel en el desarrollo económico de Ubrique, nos mostró como se hacían los objetos de esa materia años atrás, las máquinas y herramientas que se usaban y la colección tan importante que conserva, y que hoy forma parte de la historia de la ciudad.
Foto y texto: Carlos Vázquez